El T C de ayer y el de hoy, según Tito Urretavizcaya

  • Lunes, 25 de Enero de 2021 | Deporte Local

POR EDUARDO N. CARBONI

Turismo Carretera inolvidable 60,70,80; Turismo de Carretera y Anexo J Retro; El TC que yo viví; Por las huellas del TC, son algunas de las cuentas de Facebook en las que grandes conocedores del Turismo Carretera debaten sobre temas diversos. Plagado de nostalgiosos, se discute sobre si la categoría debería volver a la ruta, sobre el coraje o no de los pilotos actuales y otros temas que en esta entrevista opina Roberto 'Tito' Urretavizcaya.

–¿Puede el actual Turismo Carretera correr en la ruta?

–Con los autos que tenemos ahora, en ruta no se puede hacer otra cosa que una carrera de regularidad, con una velocidad establecida, como para que la gente vea los autos. Con la velocidad, los motores y las suspensiones, a lo que van del piso, que tienen los autos de hoy, es imposible correr. Mientras corrimos en la ruta, hemos tenido muchísima suerte de que no hayan ocurrido más accidentes. Con las cubiertas slick actuales corrimos dos veces en la ruta y los autos eran prácticamente intenibles. Cuando teníamos la Michelin, con mucho balón, poca superficie de apoyo, eran más o menos llevables. Cuando Oscar Álvarez le hacía acá el auto a Laureano Campanera, fui a la ruta a asentarle los frenos y era casi imposible andar. Tiene que ser una ruta muy nueva como para que vaya bien'.

–Y hoy sería muy costoso adaptar un circuito rutero a las normas de seguridad que se exigen.

–Antes no se podían tocar los carteles indicadores de Vialidad y se ponía un montículo de tierra delante de cada uno. En uno de esos montículos quedó Mouras, en otro, el Pato Morresi. Eran cosas que estaban mal hechas, pero antes no había lo que hay hoy, que cualquier cosa molesta, cualquier cosa genera una protesta o está todo el periodismo. Antes se corría y…, se corría. Ahora sería imposible correr, salvo que sea algo histórico, de paseo, con velocidad regulada. En 2011 se hizo una caravana desde el Obelisco a Mar del Plata y mucha gente salió a la ruta a verla, pero eso te llama la atención una vez y nunca más porque nadie quiere ver pasar autos despacio. Para mucha gente, si hay sangre mejor. En los programas de automovilismo, lo que más gusta son los vuelcos, los toques, y a mí me gusta ver a un auto que vaya rápido, colgado.

–Un piloto de los actuales, ¿se le hubiera animado a un semipermanente de aquellos, y con aquellos autos?

–Si nos agarraba un Werner o un Canapino en aquellos momentos, nos pintaba la cara. Hoy, antes de ir a un circuito, cualquier piloto ya dio 70, 100 o 300 vueltas en un simulador y cuando salen, saben qué tienen que poner. Nosotros, cuando salíamos, por ejemplo a Tandil, largábamos sin haber andado en el circuito, todo era ir improvisando y los más arriesgados hacíamos un poco de diferencia. Los chicos de hoy van rápido y harían aquello; no estarían conformes con las condiciones porque son más conscientes que lo que éramos nosotros, hoy tienen más información. Nosotros íbamos a la deriva, éramos locos que nos gustaba andar a fondo y no medíamos las consecuencias, por eso la cantidad de accidentes que hubo. Mouras era un tipo que manejaba muy, pero muy bien, y se mató peleando un puesto y venía con una goma bloqueada. Hoy un piloto en esa situación, capaz que para porque tiene más información y sabe lo que puede llegar a pasar, nosotros íbamos hasta las últimas consecuencias.

–En aquella época era lo que había, no se conoc{ia otra cosa. Mariano Werner, por ejemplo, de haber vivido aquel momento, hubiera corrido al igual que ustedes.

–¡Sí, sí! Creo que todos lo hubiesen hecho. Te digo también que aquella época corrían algunos que no sé cómo le habían dado el carnet de conductor para andar en la calle (risas). Eran valientes. Antes no había que sacar licencia para correr, éramos más kamikazes, ahora está todo más reglamentado. En el TC hay que hacer una escuela e ir pasando para llegar a la categoría principal. Los autos de hoy son misiles, van muy rápido. Cuando fui a dar la prueba de suficiencia en Buenos Aires, en el mismo circuito en el que se corre ahora, había que bajar los 2 minutos, hoy se está haciendo 1 minuto 35.

–¿Qué es más difícil, correr en un semipermanente o en un autódromo?

–El semipermanente tenía muchos secretos, que había que ir descubriendo vuelta tras vuelta. No estaban preparadas las banquinas, a veces para entrar a la chicana se mordía un poquito porque estaba desparejo. Era riesgoso, pero no imposible para los chicos de ahora, que a lo mejor andarían más rápido. En nuestra época teníamos a un Mouras, Castellanos, Morresi, Tito Urreta, Oveja (Mancuso), Patita (Minervino); éramos arriesgados. Varios veníamos de correr en fórmula, en pista y andábamos rápido. Había otros como Lalo Ramos, Acuña, que eran bien pistero e iban rápido en los semipermanentes. Habíamos actuado en pista y veníamos con experiencia.

–Pero técnicamente, ¿no es más complicado, por ejemplo, el autódromo de Termas de Río Hondo que el rutero El Panorámico de Junín que, dicho groseramente, era tres rectas con tres curvas?

–Termas está dentro de los autódromos muy técnicos, pero vos ves a Junín con tres curvas, pero teníamos la entrada a la rotonda frente a la Cárcel, la curva cuando entrábamos a la ruta 7, tenía su encanto y sus cositas. Por ahí no era tan técnico como ahora, que salís mal de una curva y perdés la otra. En Termas de Río Hondo, no embocás bien los radios… Antes era más campechano, hoy se ha hecho muy técnico todo. Cuando corríamos en autódromo, el quinto estaba a 2.8 segundos o 3  y hoy, en un segundo y medio está toda la categoría. Se ha hecho muy finita. Antes, había autos de diez años o más de construido; hoy, al año y medio o dos, el auto de TC ya pasó al TC Pista o al TC Mouras. Se fatigan o se han hecho nuevos desarrollos y no conviene adaptarlos sino ir a un auto nuevo, ya con todos esos desarrollos. 

–Los autos actuales, ¿son más fáciles de manejar como algunos creen?

–Los autos han mejorado muchísimo en seguridad. Cuando el Chueco Romero tuvo un accidente, paró Mazzaccane y cargó en su auto al Chueco y al acompañante. Iban cuatro adentro del auto. Hoy es imposible. Si para Ardusso y quiere subir a uno que se quedó para llevarlo a los boxes, lo tiene que llevar en el pontón porque no puede hacerlo entrar en el auto por las cosas que tiene. Antes eran autos casi originales, con una jaula, y hoy son una estructura enchapada. Hoy se vende el chasis ya hecho para que no haya desarrollos nuevos y todos tengan que trabajar a partir de lo mismo y mejorar el auto con puesta a punto. Todos parten de una misma base. No he manejado un auto últimamente, pero creo que con tanto diseño en las suspensiones, con tanto diagrama y toda la cosa, debe ser placentero manejarlo, pero todo auto, para ir al límite se hace difícil. Por ahí puede ser más fácil para llevarlo al 90 por ciento, pero cuando tenés que ir al 100 por ciento, como lo hacen los pilotos de punta de hoy, tenés que ser muy exquisito, tenés que estar muy hermanado con el auto. La mayoría de los pilotos están corriendo en dos o tres categorías, y se entrenan, viven para eso. Nosotros laburábamos como perros e íbamos a descansar a la carrera; en mi caso, había algunos que eran corredores en serio. Siempre digo que yo era un laburante chacarero que se subía al auto el fin de semana. No me acuerdo de haber entrenado alguna vez, de haber salido a correr, no hice bicicleta ni gimnasia en los treinta años que corrí, pero era muy distinto. Éramos kamikazes, no éramos lo profesionales que hoy son los chicos. 

–Otra cosa que se dice es que antes los pilotos aguantaban carreras de cuatro o cinco horas y las terminaban frescos, y hoy, tras una final de 45 minutos quedan agotados.

–Antes, cuando se corrían esas carreras que tardaban tres o cuatro horas, con 500 o 700 km, iban tranquis. La última etapa que corrí de un Gran Premio, que tenía 501 km, tardamos 2 horas 10 segundos, con un promedio de arriba de 250 km/h, me bajé fresquito. Tenía 29 o 30 años, pero no era tan exigente. Íbamos en una recta, teniendo el auto a 270, y solo había que llevarlo por arriba de la pista. Siempre tuve un buen equipo, como el caso del Supertap, que tenía buenos elementos y un auto muy dócil. Vos escuchás al Flaco (Juan María) Traverso y dice que su auto levitaba, y tenía que levantar. Yo nunca vi un auto de esos. Me parece que el Flaco ya está chocheando (risas). Le he escuchado decir que nos asustábamos todos y no era tan así. Lo que pasa es que nos vamos poniendo mayores y le agregamos más cosas a las historias.