“Pedimos, instamos al Gobierno a que acerque una mejor fórmula como la que nosotros hoy estamos proponiendo con nuestro bloque del 0,5 por ciento del PBI. Solo para dar un dato, si el Poder Judicial pagase Ganancias, implicaría el 0,16 por ciento del PBI. Me parece que la motosierra tiene que ir a la casta y a los que se benefician del Estado argentino, a los que cobran sobresueldo y no a nuestros jubilados, por eso acompaño el proyecto de nuestro bloque”.
Enérgico, empático, solidario y justo, el diputado nacional enarboló su discurso en favor del proyecto de Ley de Movilidad Jubilatoria presentado por su propio partido: la Unión Cívica Radical.
Pocos días después, en el mismo recinto del Congreso Nacional, decía: «Por un lado, el Gobierno traza un plan económico y tiene como principal objetivo bajar la inflación y generar equilibrio fiscal. En el Congreso, Unión por la Patria, o sea el kirchnerismo, incluso también con algunos bloques dialoguistas, permanentemente, con cuestiones muy nobles como jubilaciones y universidades, pero que en el fondo tienen un objetivo escondido que es el de golpear el plan económico moviendo uno o dos puntos del PBI».
Luego agregó: “Lo dije en mi primera sesión, acá en este recinto hay que dejar gobernar. Permanentemente, quieren meter palos en la rueda. Agarran temas totalmente nobles para golpear el plan económico que ningún político ni economista se imaginó en todo el año”.
El cínico, grotesco y veleta tránsfuga es Mariano Campero, abogado tucumano radical, sobrino del exrector de la Universidad Nacional de Tucumán, Rodolfo Martín Campero, y de Ricardo Campero uno de los fundadores de la Junta Coordinadora Nacional, que durante el gobierno de Raúl Alfonsín fue primero secretario de Comercio de la Nación y luego secretario de Comercio Exterior de la Nación.
Entre la aprobación del proyecto y el tratamiento del veto presidencial, su postura giró 180 grados. En ese interin, el bueno de Camperito y sus correligionarios Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier y Pablo Cervi se reunieron en la Casa Rosada con el presidente de la Nación.
¿Qué pa$ó en e$a reunión? ¿Habrá tenido el encuentro alguna influencia en la deci$ión que luego tomaron lo$ diputado$ radicale$, que uno$ día$ atrá$ manife$taban lo contrario? Lo$ legi$ladore$ deberían re$ponderlo y explicarle$ a lo$ jubilado$ qué $ucedió como para no de$pertar $o$pecha$ y $u$ceptibilidade$.
Al oficialismo le bastaba con 85 votos para lograr el tercio necesario en la Cámara baja y así respaldar el veto a la Ley Jubilatoria. Obtuvo 87 y así quedó firme la decisión del gobierno de Javier Milei de aumentarles la miseria a los jubilados bajo la patriótica y solidaria consigna del «innegociable déficit cero».
Deberían estar lloviendo comunicados y solicitadas con la firma oficial de la Unión Cívica Radical si aún conservan las banderas políticas que dicen levantar y, por otra parte, si su intención no firmar ya su certificado de defunción.
El gobierno nacional continúa con su denodada tarea de profundizar su derechismo ortodoxo, lo que ha demostrado con sus sucesivas represiones a las marchas en protesta por la Ley Jubilatoria y por su imbecilísimo desempeño en la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados de la Nación.
En la represión del miércoles último, un valiente efectivo de la Policía Federal le arrojó gas en la cara a una nena de 10 años. De inmediato, el Ministerio de Seguridad salió a defender incondicionalmente el accionar policial.
La inepta y reaccionaria Patricia Bullrich acusó a la madre de irresponsable y, a la vez que desde el Gobierno filtró un video editado con el que se acusaba a los manifestantes de haber atacado a la chiquita.
Poco les duró la cínica operación ya que se supo que la filmación falseada habría sido divulgada por el jefe de la Federal, Luis Alejandro Rollé, y refrendada por la secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva.
Con las evidencias a la vista, Bullrich no tuvo mejor idea que responder corporativamente: “Nosotros no vamos a ir en contra de la Policía”.
¡Qué tiempo aquellos, Cali, cuando fuiste a Ezeiza a recibir al General! ¿Qué harías hoy ante un hecho similar al de Sudamtex, de septiembre de 1976?
Tiburcio, el medieval
Lo sucedido en la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados es el epítome del grotesco derechista que supimos conseguir.
La periodista Romina Manguel concurrió a la Comisión para denunciar acciones del Gobierno que coartan la libertad de los periodistas. Además cuestionó la tarea de los trolls libertarios en redes sociales y se manifestó su preocupación ante la posibilidad de que formen parte de una estrategia del Gobierno.
Para esto. Manguel hizo referencia a una entrevista que le hizo a Alberto Tiburcio “Bertie” Benegas Lynch–integrante de la Comisión y presente en el lugar–, que tuvo consecuencias lastimosas.
“Bertie me dio una entrevista generosamente, estuvimos más de una hora conversando, le pregunté si había pedido permiso porque sé que no soy de las favoritas de este gobierno y tampoco lo quiero ser, pero me dijo que no, que elegía libremente su agenda. Tuvimos una buena conversación”, comentó la periodista.
La entrevista había generado mucha polémica porque el diputado cuestionó la escolaridad obligatoria y argumentó que el Estado no puede decidir si un chico va o no a la escuela y que esa debe ser una decisión exclusiva de los padres. “La libertad también es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitas en el taller, puedas hacerlo”, rebuznó.
“El Presidente se enojó mucho por la escalada que tuvo y salió a denigrarme, desprestigiarme, y decir algo que me preocupó cuando dijo que soy una periodista que busca destruir el espacio”, manifestó Manguel.
Una vez que la periodista expuso lo suyo, el medieval Benegas Lynch la acusó de no tener “honestidad intelectual” y de haber tergiversado sus declaraciones y que en redes sociales realizan recortes que perjudican al entrevistado. “Ya tuviste Manguel esa semana de protagonismo, cortala”, expresó el diputado, integrante de la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados. Por si no quedó claro: integrante de la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados.
Quien debe recibir denuncias, planteos o cuestionamientos que afecten a la libertad de expresión, ataca agresivamente a la denunciante. Le dice “cortala” mientras expone su preocupación respecto de ¡la libertad de expresión!
Apalear jubilados que protestas porque no se les aumentan 17.000 pesos por mes mientras para la SIDE el Gobierno quiere 100.000 millones de dólares en gastos que no tienen rendición de cuentas; buscar reducir cuanto sr pueda la libertad de expresión; comprar votos y voluntades; denigrar al opositor y deshacerse de los propios que cuestionan políticas de gobierno que consideran desacertadas, no es más ni menos que metodología de la casta.
Las mentiras –y más aún las verdades– están a la vista. Es hora de verlas antes de que el país se hunda mucho más.
Por Eduardo N. Carboni
