La Estrella Argentina, el mercado marplatense que inventó el 'sírvase usted mismo'

  • Lunes, 05 de Junio de 2023 | Sociedad

El 17 de diciembre de 1951 cayó lunes. Comenzaba la última semana antes de las Fiestas. El mundo andaba ajetreado en los pormenores de la Guerra de Corea y la voz de Tony Bennett hacía suspirar a las chicas con su último hit, 'Cold, cold heart'. Mientras tanto, a estas pampas llegaba una revolución, venida del norte del continente, y que se instaló en Mar del Plata. Resulta que en los diarios de la ciudad salieron durante varios días unos grandes avisos en los que se veía una ama de casa que empujaba unas canastas metálicas con rueditas. El texto de los anuncios decía: 'La Estrella Argentina inaugura su moderno sistema de AUTO-SERVICIO'. Así, con mayúsculas, se anunciaba el estreno del procedimiento en el que el vendedor no servía la mercadería, sino que el cliente tomaba lo que necesitaba y pagaba al salir. Algo que hoy en día nos parece completamente natural empezó ese lunes en La Feliz, nada menos que en vísperas de las compras navideñas, y de la ciudad balnearia saltó al resto del país y a toda Sudamérica. En las décadas transcurridas La Estrella Argentina cambió de manos y hoy en día es una sucursal de Musimundo, pero por siempre le quedará la impronta de haber sido el primer comercio en la región en tener como lema 'compre mejor, sírvase usted mismo'.

A las primeras mujeres que entraron al local de avenida Pedro Luro al 3300, esquina Salta, les debe haber parecido muy extraño tener que tomar ellas mismas las latas y las cajas de alimentos para luego pagar en la salida. Para explicar los pormenores del sistema 'que es tan común en Norte América', el viernes 14 apareció en el diario La Capital de Mar del Plata una nota titulada 'Una firma comercial de nuestra plaza implanta un nuevo sistema de ventas'. Allí se comentan las ventajas del auto-servicio (sic): 'Consiste en atenderse a sí mismo, pudiéndose elegir la mercadería en exhibición, y evitándose la molestia de tener que esperar ser atendidos'. Se insiste con la cuestión del tiempo que se ahorra, y se habla a 'las amas de casa con prisa'.

El nuevo sistema también hizo cambiar la manera en que se expendían los productos: 'Con el sistema de referencia ya no se mantienen los productos en barriles o recipientes diversos. Está empacada de antemano y colocada donde el cliente la pueda ver bien, ya sea en estantes de fácil acceso o en 'islas abiertas'.

De León a Mardel,        pasando por Quilmes

¿Quién fue el responsable de traer al país esta nueva forma de hacer las compras para la casa? Se trataba de un inmigrante español nacido en la provincia de León, llamado Bernardino Brasas. Había llegado a la Argentina con 9 años y se instaló en el Gran Buenos Aires. Con el paso del tiempo terminó teniendo un almacén que fue muy conocido en la zona de Quilmes. Lo acompañaban sus hermanos Pedro y Florentino, y sus amigos Juan Lembo y Saturnino Hernández.

Don Bernardino, comerciante próspero, veraneaba en Mar del Plata, y un día, quizás mientras miraba el mar y tomaba un vermouth, se le ocurrió una idea: ¿por qué no abrir un mercado en esa ciudad? La primera propiedad que le ofrecieron estaba ubicada en la avenida Luro esquina Independencia, pero el negocio no se concretó y en su lugar compró el local de Luro 3302, a cien metros del primero.

Acontecimiento

La apertura del Auto-Servicio de La Estrella Argentina fue 'un verdadero acontecimiento social y comercial'. Primero empezaron a entrar por las puertas de Luro las amas de casa. Pero 'sus maridos e hijos, que casi nunca salían de compras, se entusiasmaron y decidieron acompañarlas, a veces por pura curiosidad, produciendo así una pequeña revolución familiar', como se cuenta en la revista  Toledo con Todos. El fenómeno no nos parece tan raro: es muy similar a lo que ocurrió mucho más tarde con los shoppings y los hipermercados.

Con el tiempo, el éxito del novísimo sistema fue tal que Brasas creó para el lugar su propia marca Auto-Servis, bajo la cual vendía azúcar, aceite, arroz, fideos y otros productos.

La Estrella Argentina brilló con luz propia durante 36 años. El 1 de julio de 1987 el local pionero fue vendido a la cadena Toledo y pasó a ser una sucursal más de los supermercados marplatenses más famosos, fundados por una familia coterránea de don Bernardino: Lino Toledo, su esposa Gregoria y sus hijos Antonio y Manuel. Esa es otra historia, que termina con la adquisición del local por parte de la firma de –ahora– electrodomésticos Musimundo.

En cuanto a Brasas, le tocó ser parte de otra institución marplatense. El leonés compró el 8 de febrero de 1960 un gran predio enmarcado por las calles México, 11 de Septiembre y Tierra del Fuego, y la avenida Libertad. Ese lote de 17.000 metros cuadrados, en el que había una quinta y otras dependencias, fue adquirido por el comerciante para fundar un club junto a sus connacionales Máximo Gutiérrez Murro y Guillermo Herrero. La idea era que la comunidad española de la ciudad balnearia tuviera un lugar para reuniones sociales y practicar deportes. La primera reunión social, en octubre de ese año, tuvo un menú particular: asado criollo acompañado de una paella ibérica. En el Club Social y Deportivo Español de Mar del Plata –o simplemente El Español– se practicaban un montón de deportes: fútbol, tenis, patín, pelota paleta, bochas, hockey. Hoy en día el predio ya no existe y ocupan su lugar tres enormes torres de departamentos.

Si bien esos lugares donde operaron el Club Español y La Estrella Argentina han desaparecido o se transformaron, sí quedó en Mar del Plata la memoria de la revolución que provocó el autoservicio. La nota de La Capital que explicaba su funcionamiento terminaba con esta afirmación: 'El sistema es un jalón de progreso en la venta al detalle de víveres. Nuestra ciudad tiene así una atracción más de las que posee'. El impacto fue tal, que el 17 de diciembre se celebra en la Argentina el Día del Supermercadista.

Así que cada vez que el lector cargue el changuito en el súper de su ciudad, sepa que el espíritu de don Bernardino Brasas anda por ahí, complacido.de Guillermo. 

POR MARCELO METAYER (DIB)