Una psicóloga venezolana, habitante del Estado de Trujillo, brindó ayer un mensaje desde su país, mientras se desarrollaba el acto electoral, cuyos resultados se comenzaron a conocer esta madrugada.
“El pueblo salió, muchachos que tenían años con el registro electoral cerrado pudieron votar. También mucha gente mayor de 60 años. En el centro de votación en el que yo estaba, la cola de los votantes generales y la de los de la tercera edad eran prácticamente equivalentes”, expresó la psicóloga, y señaló que Trujillo “es un estado agropecuario y turístico” que no tiene grandes empresas. “Es uno de los estados más pobres del país y el empleador fundamental es el gobierno nacional. De hecho, yo soy jubilada del gobierno nacional. Ejerzo privadamente como psicóloga, pero pasé 35 años en la administración pública trabajando como psicóloga en el Ministerio de Educación del país. Acá hay mucha gente que aparenta ser de tendencia política favorable al gobierno porque son sus empleados y no les conviene hablar”, explicó.
Asimismo, dijo tener un hijo que es preso político desde hace nueve años. “No soy política, el político en mi casa es mi hijo, que tuvo ocho años de activismo y lleva nueve años preso, sentenciado a catorce años”, dijo la mujer, que también expresó: “La gente está cansada. El país está muy deteriorado. La calidad de vida tiene muchas deficiencias, los servicios públicos y las escuelas públicas son malos, las universidades que el gobierno ha promovido son malos, el deterioro es generalizado y la gente se cansó, hasta quienes fueron su mayor respaldo político, los que los llevaron al poder, la gente más humilde y excluida se cansó, porque los hicieron pasar hambre, les devaluaron la moneda y su calidad de vida, si antes era mala, ahora es pésima. Eso le hicieron a todo el país, porque la clase media desapareció. Son 25 años de desgaste, el presidente Maduro asumió con el respaldo político del presidente Chávez y un respaldo político que sí tenían en las bases populares, pero esa gente se está muriendo de hambre”.
“Acá hay mucha gente que muere de hambre en la puerta de los hospitales, y no son ni uno ni dos, las condiciones de higiene, de salubridad y de servicios de agua, luz, telefonía e internet son precarios y de difícil acceso para muchos”, señaló finalmente la psicóloga.