Los Gringos Emiliozzi ganaron tres de las catorce ediciones de la Vuelta de Chacabuco de Turismo Carretera. La primera, reservada para no ganadores y debutantes, en 1953; luego repitieron, en 1962, y finalmente, se quedaron con la competencia del 21 de junio de 1964, decimotercera fecha del certamen de la categoría en esa temporada.
La decimotercera fecha de esa temporada contó con la participación de los mejores pilotos del momento: Jorge Cupeiro, con el revolucionario Chevy 2 (rebautizado Chevitú), Rubén Roux, Félix Peduzzi, Luis Di Palma, Carlos Loëffel, Carlos Pairetti, Ángel Rienzi, Raimundo Caparrós, Eduardo Casá, Oscar Cordonnier, Juan Facchini, Norberto Polinori, Vicente Galluzzo y César Malnatti, entre los 41 inscriptos.
La competencia se desarrolló en un circuito que, como se estilaba en la época, combinaba asfalto y tierra. Tenía 81 kilómetros de extensión y había que recorrerlo en siete oportunidades, para totalizar 570 km.
En su edición del viernes 19 de junio, el periódico Chacabuco señalaba: “Pese a los múltiples inconvenientes de todo orden, surgidos en los últimos tiempos, el Auto Moto Club Chacabuco, en un ponderable esfuerzo de sus directivos, hará disputar pasado mañana la XI Vuelta de Chacabuco”.
A partir de 1960, la carrera dejaba de ser para no ganadores y estaba libre para todo participante, “debido a esta circunstancia –decía el bisemanario–, ya que se computará el puntaje para el campeonato argentino, en la lista de anotados resaltan los nombres de destacados pilotos, tales como, entre otros, los hermanos Emiliozzi, que reaparecen en Chacabuco luego de su viaje a Estados Unidos, Carlos Pairetti, el joven y el nuevo valor Luis Di Palma, y muchos más que, carrera tras carrera, están demostrando sus incuestionables condiciones conductivas y la excelencia en la preparación de sus máquinas”.
“Los caminos de tierra –se describía en el texto–, anegados hasta hace pocos días, demandaron de los directivos de la organizadora un colosal esfuerzo para conseguir arreglarlos, viéndose a muchos de ellos mismos trabajar junto al maquinarias y personal municipal y provincial. Las expectativas para la disputa de la competencia, ya clásica en esta zona, ha crecido en los últimos días, máxime al conocerse el nombre de los calificados participantes que pugnarán, junto a los corredores de menos nombradía, por conquistar el preciado triunfo”.
En cuanto a los pilotos locales, “Chacabuco estará representado por la máquina, que justamente lleva el nombre de Ciudad de Chacabuco, y que conducirá Arturo Gallo, ‘Turi’, llevando como acompañante a Arturo Suárez. En estos momentos se le están dando los últimos toques al coche en la Escudería Elio Cámera (San Juan 115), reducto que lleva el nombre del malogrado volante local y donde los mecánicos y aficionados palpan las posibilidades que tendrán en la carrera los representantes de esta ciudad. Lamentablemente, anoche comunicaron la no participación del volante Carlos Druetta, ex vecino que en otras competencias corrió representando a Chacabuco”.
Problemas en los frenos harían que el domingo Gallo abandonara la carrera en la segunda vuelta.
“Todo lo expuesto hace suponer que el domingo esta interesante prueba para coches Turismo de Carretera de la Fórmula B significará un verdadero éxito, que será premio, indudablemente, para los directivos del Auto Moto Club Chacabuco que, con denodado esfuerzo, se hallan terminando los últimos detalles”.
Tal como se preveía
El miércoles 24, bajo el título, “Chacabuco se volvió a mostrar propicio a (sic) los Emiliozzi”, el comentario de la carrera señalaba: “El TC volvió a la normalidad en la XI Vuelta de Chacabuco, que con tanto éxito organizó el domingo el Auto Moto Club Chacabuco, por el premio Gomatro para sus acoplados Montenegro. Decimos volvió a la normalidad porque primero Emiliozzi, segundo Pairetti. Una normalidad impuesta por la extraordinaria regularidad de un vencedor vitalicio y un notable piloto que no abandona nunca, que ha merecido el mote de eterno segundo. El corto viaje a los Estados Unidos no significó, para los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi, más que un corto paréntesis con el triunfo. Se despidieron con una victoria en Santa Fe, faltaron tres domingos –triunfos de Di Palma, Bordeu y Pairetti– y regresaron con otro en Chacabuco”.
“El cambio de circuito –seguía el texto–, a la vez que tornó la competencia más difícil para los volantes, posibilitó que a lo largo de casi todo su recorrido se congregaron numerosos aficionados, pudiendo así asegurar que ha sido la Vuelta de Chacabuco que más público llevó, no registrándose ningún suceso que empañara la jornada. La prueba de clasificación, no obstante opiniones adversas, reunió a todos los corredores que así justificaron su conveniencia, como así también fue extraordinaria la cantidad de público que a ella fue”.
La partida, programada para las 8.00 del domingo 21, se demoró 15 minutos por el paso de un tren carguero por las vías del acceso Elguea-Román. La primera vuelta fue para Luis Di Palma, con 19 años de edad en ese momento, seguido por Carlos Alberto Pairetti y los Emiliozzi.
En la segunda ya lideraban los de Olavarría, con Pairetti segundo, Cupeiro tercero y luego Loëffel, Casá y Polinori, en ese orden. Di Palma caía al puesto 23.
En el tercer giro, Dante Emiliozzi se afirmaba la punta, Casá era segundo, y Cupeiro y Loëffel abandonaban. Casá desertaría en la vuelta siguiente.
Dante y Torcuato (Ford) no iban a dejar el primer lugar hasta la bandera a cuadros, para lograr su tercer triunfo en Chacabuco. Detrás llegaron Carlos Pairetti (Chevrolet), Vicente Galluzzo (Ford), Juan Machado (Chevrolet), Raimundo Caparros (Chevrolet), Oscar Pazzaglia (Ford), Rubén Luis Di Palma (Chevrolet), Adolfo Bertello (Ford), Pedro Tomasín (Ford), Félix Peduzzi (Chevrolet) y Domingo Sampaglione (Ford).
Los Gringos conseguirían, en 1964, el tercero de sus cuatro títulos consecutivos en el Turismo Carretera.
Por Eduardo N. Carboni