–¿Cómo ves la marcha del gobierno nacional?
–Es un gobierno que tiene un gran apoyo en la sociedad, aún en el ajuste, que es algo que habría que analizar más profundamente. El cansancio de la sociedad con los distintos gobiernos, errores y falta de respuestas en los últimos años, han generado una situación social de descontento- Por otro lado, hay una esperanza, cosa que el Gobierno sabe leer muy bien; lo supo hacer en la campaña electoral y lo está haciendo en estos primeros meses. Esto del punto de vista de lo que sería la lectura de la sociedad, pero después, estamos ante un gobierno que está aplicando un ajuste muy fuerte, en el que vamos a empezar a tener problemas laborales en los próximos días, semanas y meses, con índices de desocupación más altos, y con una cuestión ideológica muy parecida a lo que fueron los 90, que ya sabemos cómo terminó eso.
–La tarifas de energía eléctrica se están empezando a hacer impagables para los comercios y pymes, así no van a poder sostenerse por mucho tiempo.
–Hay un tema que el país necesitaba solucionar, y creo que es un acierto de Milei, y es el déficit fiscal. Si bien ahora está hablando de déficit fiscal financiero, que tiene que ver con no pagar, con cuestiones referidas a la energía, es algo que en este país había que abordar seriamente, que es no gastar más de lo que ingresa. Esto está relacionado con las tarifas, porque muchos de los subsidios del Estado nacional tienen que ver con las tarifas eléctricas. Coincido en que en la economía doméstica va a impactar mucho, y también en los negocios y en las pymes. Estoy al tanto de lo que pasa en Chacabuco, en la zona, en la Provincia: están llegando tarifas muy, muy altas de energía, que a despensas, carnicerías, minimercados los pueden dejar afuera del juego. Es un problema realmente importante. También lo será el tema del gas en el invierno, que con el importante aumento será muy difícil para las familias.
–¿En ese marco está el proyecto que presentaste sobre las tarifas de agua?
–Eso tiene que ver con ABSA (Aguas Bonaerenses SA). La Provincia habilitó un aumento para el suministro de agua potable y nosotros estamos proponiendo que en los casos de jubilaciones mínimas y otros, se pueda hacer una exención por 180 días. El Gobierno cree que en algún momento esto va a empezar a activarse y así las familias y las pymes podrán pagar lo que deba pagarse, el tema es el ‘mientras tanto’, que es lo que me preocupa. Los próximos cuatro o seis meses me preocupan mucho.
–Y en este contexto, ¿cómo está la provincia de Buenos Aires? ¿Cuál es el rol de que está jugando Áxel Kicillof?
–La Provincia, como todas las demás, está en una situación muy compleja. Hay algunas que llegaron al cambio de gestión, o a una nueva etapa, con más orden en las cuentas, y otras que no. Lo mismo pasa con los municipios de la provincia de Buenos Aires. Esto hace que algunas provincias tengan un poquito más de plafón en un contexto muy complicado, pero hay otras que no lo tienen y la de Buenos Aires es una de ellas. En los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández recibió un montón de fondos discrecionales que hacían que la Provincia pudiera funcionar. Nosotros no estamos de acuerdo con la quita de fondos a la Provincia porque impacta en los servicios, pero la realidad es que Kicillof no hizo nada para ajustar los gastos y eso, en algún momento, creo que muy pronto, va a generar una situación muy compleja producto de la caída de la coparticipación nacional y de la recaudación provincial.
–Esta situación del país y el tratamiento de la Ley Bases, ¿cómo influye dentro de la UCR? ¿Hay unanimidad de criterios, hay posiciones encontradas?
–Salvo algunas muy pocas excepciones, que están participando en el Gobierno, el radicalismo es un partido de oposición en el que se juntan un montón de legisladores nacionales, en este caso, con diferentes visiones con respecto a la Ley que mencionás y a otras cuestiones. ¿A qué me refiero con diferentes visiones? A que no es lo mismo un diputado correntino que tiene la responsabilidad de un gobernador atrás, que está peleando por gestionar, que el gobernador de Catamarca, que es opositor y no tienen ese peso. Nos pasa a los legisladores cuando tenemos un municipio de nuestro color político o cuando no. Lo que sucede es que esas situaciones generan diferentes posiciones y el radicalismo convive con ellas. Yo no hablaría de internas, sino de diferentes posiciones que pueden quedar muy expuestas, pero también las hay en otros espacios y no se habla tanto. El radicalismo siempre tiene eso de aparecer como que vota diferente; creo que a veces se lo apunta demasiado, pero es sano que haya distintas visiones en cuestiones como estas que son definitorias, pero el partido es claramente opositor.
–Los gobernadores de Catamarca y de Tucumán, ambos peronistas, apoyan la Ley Bases. En principio podría sonar contradictorio, pero si se toma como referencia a la etapa Menem, deja de serlo. ¿Estaríamos hoy ante un menemismo llevado a su extremo máximo?
–Yo era muy joven en la época del menemismo, pero lo he leído y estudiado. En un momento, el menemismo aplicó esta receta de cargarle a las provincias cierto costo del ajuste y las decisiones que tomaba el gobierno central. Hoy estamos viviendo algo similar, mucho del ajuste pasa por las provincias, que tienen que prestar los servicios básicos y, a veces, se complican. Como dije antes, hay algunas que tienen más plafón, porque fueron más ordenadas y pueden aguantar un poco más, y otras no. Tengamos en cuenta que en todas ellas tenemos educación, seguridad, salud, que son los servicios centrales que presta un Estado, y eso implica una estructura bastante importante de gastos.
–Al igual que sucedió con Carlos Menem, ¿podría suceder que algún éxito en las medidas de este gobierno lo lleven a que continúe manteniendo el apoyo de buena parte de la sociedad?
–Lo que también hay que pensar, y creo que es sano que así sea, es que los ciclos no son eternos. Cuando arrancan y son exitosos -desde 1983 a la fecha, Alfonsín, Menem, Kirchner, Macri en sus primeros años-, parece que van a ser eternos y que no terminarán más, y la realidad indica que después eso no sucede. Lo que me preocupa es todo lo que se vaya a destruir porque después cuesta mucho recuperarlo. Pero también el Presidente ha sido elegido y tiene todo el derecho a gobernar tomando las decisiones que crea convenientes.
Por Eduardo Carboni